Borgoña es el territorio del misterio y la pasión. Pequeñas parcelas que pasan de padres a hijos, trabajadas a mano y cuidadas como si cada cepa fuese un bonsái. En los blancos reina omnipresente la cepa Chardonnay, con un 48% del total , que consigue aquí unos niveles de sutileza, elegancia y finura superiores.